jueves, 21 de febrero de 2013

Carta de un maestro a sus alumnos

Exhortación a José María, estudiante Andrés Jesús González Kantún José María: Desde hace mucho tiempo he deseado entablar contigo una agradable conversación ya sea como amigo o maestro con la única finalidad de animarte a reflexionar sobre tu existencia advertirte de las ventajas que trae consigo el obtener una carrera profesional. Así que aviva los sentidos y escucha con mucha atención lo que voy a explicarte. Yo no sé si alguna vez te has puesto a pensar que la vida actual es muy difícil de enfrentar o si lo has notado poco te interesa, te haces de la vista gorda. Te aseguro, por experiencia propia, que está llena de baches que te impedirán caminar con soltura si no cuentas con las herramientas más adecuadas para conquistar el mundo. Esas herramientas la conforman la dirección de tus maestros, tu voluntad para salir adelante y el apoyo decidido de tus padres, seres que jamás te dejarán solo ante nada ni nadie sí está de por medio tu felicidad y tratarán de forjarte en el yunque de la vida a como dé lugar para conseguirte una forma honesta para vivir y que no debes jamás desaprovechar. La sementera que eres tú, está fertilizada de energía con el tesoro divino de tu juventud, pero no equivoques el camino ni te confíes y deberás cambiar siempre a la endiablada enemiga de la irreflexión por la ventura de tus frescos años mozos para evitar los sufrimientos del mañana. A veces se te nota en el rostro una sonrisa limpia y amorosa en tu trato cotidiano con tus compañeros de estudios, que es maravilloso, aunque a veces, a escondidas reniegas por todo o simulas en alegrías tus desagrados, claro, cuando te conviene. En otros momentos, vuelas hechizado en alas de tu fogosa intranquilidad y te conduces a tu manera muy particular de entender la vida y te conviertes en un jugador implacable en clases con tus bromas pesadas, con tus juegos de palabras, te gana la apatía por no aprender y reclamas y te ofuscas y le echas la culpa a todo el mundo por todo lo que te sale mal por no querer aprender a descubrir la ciencia y el mundo de la cultura. Ten paciencia y modera tu carácter. Por todo lo anterior, José María, y si tú me lo permites, desearía repasar en tu mente loca las siguientes reflexiones: ¿Vivirán eternamente tus padres para protegerte y solucionar todos tus problemas, desaciertos, anhelos e inquietudes? ¿Crees tú tener el tiempo suficiente y la capacidad necesaria para resolver acertadamente los apuros que plantea la vida en cada instante? ¿Acaso no te has dado cuenta que algún día serás la estrella resplandeciente y única de tu propia familia a quien le darás luz propia? ¿Has pensado alguna vez en tus padres que aunque te han dicho que no quieren nada de ti tienen la ilusión y el derecho bien ganado de disfrutar en su vejez de tus futuros logros? Aunque te hayan repetido: — ¡Aprovecha lo que te damos ahora, nos conformamos con que no nos pidas más! Pues bien, José María, si no te has dado cuenta de nada, yo te advierto, escúchalo bien, sí muy bien: Las malas conductas traen problemas, pero pueden ser rectificadas a tiempo, pero más tarde ya no tienen remedio porque Cronos camina siempre para adelante. Ármate para la vida que es una verdadera necesidad urgente. Claro, son normales tus inquietudes, las mentiras a tus padres para justificar tus distracciones, tus malos resultados en las evaluaciones, tus cascabeleos en el salón de clases, tus desatinos, tus juegos, tus tonterías, tus caprichos y corajes, pero no te pases. Piensa y sé prudente y programa tu tiempo, intenta buscar con clara mirada lo positivo de la existencia; aprende a filtrar lo bueno de lo malo; exprime con ganas la sabiduría de tus progenitores, de tus maestros, y de tus amigos bien centrados; cambia tu actitud negativa por positiva; deja de hacerte tonto; rebate lo que dicen tus maestros, pues no son perfectos, cuando tengas la razón; sé tolerante con los que no coinciden con tus ideas; piensa que desarrollando la inteligencia con el análisis y la reflexión te harán llegar hasta la luna; interpreta lo que lees para ser libre porque la lectura te conformará un criterio personal para no dejarte manipular con migajas como recompensa en la política o en decisiones que puedan afectar tu vida personal; no arrebatas las palabras cuando converses, espera tu turno; aprende a escuchar con respeto; no te detengas ante nadie en tus luchas por encontrar el éxito; ponte siempre a tono con la tecnología, no te rezagues; pregunta y expón tus inquietudes; debate, recita, canta, baila y enciende la chispa de tu creatividad en todas las ramas de la ciencia y la cultura; defiende tus convicciones; afina tus decisiones y finalmente, llénate de la jugosa savia derramada por toda aquella gente que te quiere y te rodea, y si haces caso de todo estas recomendaciones, José María, no te arrepentirás y penetrarás con paso firme en el umbral de un mundo maravilloso de acuerdo a tu preparación anticipada y tendrás la inmensa fortuna, ahora sí, de ofrecerles a tus viejecitos y a tus futuros hijos un paraíso de dulzura y seguridad familiares. Por el contrario, si atendiendo a las advertencias expuestas anteriormente no te vaya bien, no te acobardes, lucha y enfrenta la vida con valor y firmeza pues tu preparación profesional tarde o temprano te recompensará por todo el tiempo perdido; en cambio, si te gana la mediocridad, la dejadez, la terquedad y la sordera por no querer escuchar estos consejos dados por todos los que están cerca de ti, entonces, no te quejes, ni llores ni vuelques tus frustraciones ante la sociedad, ni te desquites ante esos seres inocentes (tus futuros hijos) que nunca sabrán, a menos que se los digas que tuviste oportunidades para forjarte un futuro exitoso pero las dejaste escapar por tonto durante tu paso por la escuela teniéndolo todo a mano y en bandeja de oro. Para terminar, José María, hazme caso y no te arrepentirás por estas recomendaciones que desde hace tiempo deseaba compartir contigo como maestro, pero mucho más... como un viejo amigo y tutor. Calkiní, Camp. 21 de febrero de 2013.

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