sábado, 15 de octubre de 2011



ZANCUDO EVOLUCIONISTA
Andrés Jesús González Kantún




Este bicho se presenta comúnmente en época de lluvias, provocando el pesar en la gente que conoce su maldad y que lamentablemente no forma parte del muestrario de los seres destinados a la extinción.
Canta y danza mientras puedas:
Zancudo zumbador, insecto extractor de espíritus ajenos; ayer, una tortuga; hoy, un avión supersónico. Antes se te podía aplastar en el aire con un aplauso de manos coléricas; hoy por más que se   te busca no  se te encuentra  debido  a tu tamaño, ahora,  diminuto y camaleónico. Antes eras amigo de la noche; hoy, de la luz.

Ayer te anunciabas con bombos y maracas en el lugar de tu aterrizaje y permitías dócilmente a la víctima apachurrarte sin compasión; hoy planeas delicadamente sobre una pista como si fuera de porcelana, dejando en un  estado de indefensión a tu  víctima, pero si acaso se da cuenta de tu presencia, por el escozor que provoca tu jeringa endemoniada, tus alas se te vuelven rayos cuando percibes el ademán de la mano asesina.
Insecto hematófago, antes te conformabas con saciar tu hambre  en el tronco y extremidades de un cuerpo humano; hoy no te bastan los espacios que queda a la vista el inerme cuerpo de un cristiano en su necesario descanso, sino que descubres con pasmosa facilidad los intersticios que descuidadamente se te deja y te prendes en los lugares inimaginables: el dorso de la mano, lóbulos auriculares o en las juntas de los dedos, el mismo rostro,  produciendo una comezón de tiempo interminable.

 Hoy, se te han avivado los sentidos, insecto evolucionista, bicho chupasangre, escapista traicionero, ventajista nocturno de un cuerpo indefenso; eres intrépido y terco que difícilmente se te puede exterminar del todo  con los  famosos insecticidas de efectos fulminantes, según anuncian las falsas propagandas,  pues  tu cuerpo, desde hace bastante tiempo, ya  se ha estado preparando para inmunizarse; ni los pabellones, ni cobijas y los sahumerios de killer evitan tu intromisión en casa ajena. Si hoy te acaban, en un santiamén, tu progenie te sustituye  a montones para volver de nuevo a la carga, y… Dios nos proteja de tu asedio incesante.
Molestoso invertebrado zumbón, danzarín acrobático, cantador de falsetes, volador insaciable y de genealogía milenaria, adelantado en el instinto de la conservación de su especie, danzarín exacerbado cuando arrecia el hambre de tus insaciables entrañas ya que nadie te puede detener. Al paso que vas evolucionando has aprendido a acomodarte a las circunstancias más adversas y seguramente seguirás perviviendo aún cuando en la tierra, algún día, no exista rastro humano, ¿hasta cuándo dejarás de transformarte para refrenar tu compulsión por la sangre?








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