miércoles, 25 de julio de 2012

DEMOCRACIA Y MORAL, UN SUEÑO INALCANZABLE EN MÉXICO…
Andrés Jesús González Kantún

La honradez  es siempre digna de elogio, aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho.
Marco Tulio Cicerón.
       


        En las campañas políticas para elegir al presidente de los Estados Unidos  de Norteamérica,  la Comisión  Federal Electoral  le permite  a los contendientes recibir, como apoyo económico,  50 dólares por ciudadano común y de los empresarios,  previa auscultación del origen, una cantidad justificable; pero a los contratistas  que trabajan para el gobierno, nada.
 Como se advertirá el patrocinio económico electoral es  digno  de admiración porque  aún existe en la cultura americana  un respeto implícito por la honorabilidad humana de la clase social que sea como consecuencia de una  moral inculcada  en la familia y ratificada en la  conciencia colectiva y personal.
        En México aún se vive  en la mezquindad de los valores. La moral ya está bien deteriorada, aunque se pretenda recuperar en la escuela con  asignatura a modo, pero  no es posible porque ya viene desgastada desde la familia por diversas causas sociales y económicas.
 Viene a mi memoria un lema proselitista de un candidato a la presidencia  de la república, en tiempos pasados, (Miguel de la Madrid Hurtado, 1988) quien atiborró espacios propagandísticos y medios de comunicación masiva con su famosa frase: “Renovación moral”, que arropó luego, en su tiempo, Andrés Manuel López Obrador en Tabasco, desgraciadamente nunca se llevó a la práctica porque fue un gobierno demagógico que  nunca aplicó   ese precepto ético.
        Moral  y democracia…, en México, palabras ilusorias e inaccesibles para determinados ciudadanos de la clase social variopinta  cuando se trata de escoger a sus candidatos para cualquier cargo popular, quienes, sin duda, anteponen los intereses individuales o de grupo, y más en la esfera de los desvalidos que se dejan coaccionar y por ende pervertir su dignidad   por causa de la miseria  y la ignorancia.
        Ha concluido este 1 de junio de 2012 la elección de autoridades para los cargos públicos: presidentes,  diputados y senadores. Participaron los tres partidos más grandes: el PAN, PRI Y PRD.
        Los números acreditaron el triunfo virtual  al partido tricolor. Como se dice en la jerga política, casi carro completo. Pero habría que analizar sin   fanatismos, apelando a la mesura y el raciocinio de la madurez política, el sentido en el cómo se obtuvo el triunfo para calificar   aquellas acciones  consideradas desaseadas    y  que hicieron  a un lado  la democracia,  la honradez y la equidad.
El  IFE lo ha manifestado  con un acento de orgullo, recalcando  la limpieza y precisión numérica del conteo de los votos. Los medios diversos de comunicación masiva salieron al aire   a ratificar como jilgueros, adormecidos en el canto,   la rectitud del trabajo llevado a cabo por las autoridades electorales que justipreciaron la competencia política.
        Cierto, se cuenta actualmente con un organismo saludable (IFE) por su  eficiencia, respeto e imparcialidad a la voluntad ciudadana. Nadie lo duda. Pero, lo que no se puede dispensar es el antes y no el después. El antes del sufragio, el antes de la captura  de los futuros votos, que pudieron  hacer la diferencia en una elección nacional, que fueron los mal habidos: aquéllos que se ganaron en la compra del decoro humano en el caso  de los más pobres, pero  menos justificable cuando se originan de las mentes lúcidas, aquéllas que tienen el arma de la libertad y el libre albedrío dados por  la educación y la ética no aplicados, lamentablemente,  en aras de la democracia y  la equidad.
        Esta sordidez que todos observan y callan, por conveniencia, no tiene calificativo (lo practican todos los partidos en la medida de sus posibilidades)  y los  pocos que  no enmudecen ante el descaro no encuentran   eco en las autoridades electorales (FEPADE) que están al servicio de  señores medievales encumbrados en sus castillos de poder que se ruedan  sin rubor de generación en generación  los puestos públicos. En algunos estados, que no son pocos,  pervive aún esta práctica de más de setenta años de dominio antidemocrático debido, creo,  a la idiosincrasia de los pueblos oprimidos por la política neoliberal en donde  los espacios de poder no se libertan a la contienda política de los interesados, sino que   son asignados   por el Dios Zeus a los dioses hermanos y a los semidioses que completan el Olimpo, sin importar capacidades ni  intelectos de los participantes,   ni condescendencia popular, es decir,  son puestos obtenidos con factura de pago  por compromisos políticos aún no sean bien vistos (los afortunados) por la prole.
 Si después de las votaciones, ya detectadas la indecencia contumaz de las irregularidades del vencedor, ¿tendrá efecto una sanción para comenzar de nuevo? No lo creo, a palo dado ni Dios lo quita. El Tribunal Federal Electoral dictaminará a favor del más fuerte en artimañas, y clamará: las indecencias nunca las hubo.
        En este cambio de poderes ha sido el más costoso   de que se tiene memoria pues los ciudadanos en la actualidad ya son más difíciles de persuadir, si no hay de por medio una mejor oferta en dinero  o en especie. ¿Y la moral y la equidad que ofrece la democracia en la competencia? ¿Qué sucederá en el futuro cuando las generaciones ya sean más letradas y tengan el poder del discernimiento? ¿Se seguirá siendo cautivo en la jaula del pasado jurásico?
        Cada estado dinosáurico,  se ha convertido en un gobierno medieval y todos esos feudos (20 aún)se agrupan para apoyar con dinero a raudales y en especie al tlatoani mexicano y no se apartan para nada de aquel pensamiento creado por los tres mosqueteros de la novela de Alejandro Dumas que decía: todos para uno y  uno para todos,  porque saben que trabajan en beneficio de ellos mismos, pero nunca piensan en el pueblo que solamente es una pieza del puzle político que  sin él no cuadra el rompecabezas para legitimar la farsa democrática.
        Creo que ni Dios sabe cuánto fue lo que se gastó para regresar, después de doce años, a la tierra prometida en su tercer intento para recuperar la manzana de la discordia perdida en el oasis del desierto. Ese costo monetario será deuda del pueblo, nunca se sabrá ese destino incierto.
        Sin embargo, hago votos porque los nuevos vencedores, que lo prometieron todo, piensen en la prole, y en especial a los  legisladores para  no  circunscribirse a sus intereses  de grupo y aprueben con acierto y probidad las reformas prioritarias, todos unidos en un solo equipo— sin diferencia de colores—  para debatir con argumentos válidos en la solución de problemas, tanto tiempo arrinconados en los archivos del olvido, que  beneficien al  pueblo. Pero sí continúan  obcecados en venganzas, y egoísmos y rencores mutuos sabremos que todos ellos nunca  pensaron en los mandantes. Es ahora  o nunca.
        Hoy se le brinda al potencial presidente de la república la oportunidad para demostrar su capacidad de gestión y talento  para sortear el contrapeso del congreso, que no es mayoría para su partido, para unificar criterios en bien de México, ojalá le vaya bien.
        Interpolando algunas ideas vertidas anteriormente, como calkiniense que soy, espero que  el ayuntamiento municipal de mi tierra nativa, comenzando con el presidente y regidores, le cumpla al pueblo con humildad y devoción de servicio, sin el ego por delante, en especial, a los concejales que son los representantes, pues su misión es trabajar con funcionalidad y ahínco para informar a la ciudadanía de sus gestiones. Y no dejarla, como siempre, en la indefensión en los trámites con los resultados que sean. Sí persisten en una posición cómoda y pasiva  por haber encontrado finalmente al vellocino de oro, así como Jasón y sus argonautas, y se sientan en sus laureles todo habrá sido en vano.
        Para concluir con mi pensamiento de hombre libre, debe florecer en todos los inmiscuidos en la tarea política, llámese quien se llame la renovación moral y el deseo de servir, ya no se puede seguir tapando al sol con un dedo o se quiere, ¿despertar a Draco? ¿O seguir en la creencia de aquel cuento de Augusto Monterroso que dice: Cuando desperté el dinosaurio todavía estaba allí? Yo  cifro mis esperanzas en un cambio de beneficio tanto tiempo esperado, por esa sangre renovada  en algunos estados de la república: Chiapas, Jalisco y Yucatán, y en especial, Calkiní.
Democracia y moral no deben separarse jamás.
Que la historia juzgue el futuro y ojala que sea promisorio.


















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