lunes, 16 de julio de 2012

OTRORA FUNCIÓN DE LAS SOCIEDADES CULTURALES, RECREATIVAS Y DEPORTIVAS DE CALKINI
(Andrés Jesús González Kantún)



Es indiscutible  que las primeras sociedades Culturales, Recreativas y Deportivas en  Calkiní   funcionaron a toda máquina en la era del ferrocarril de vapor. El deporte y la cultura  desbordaron los límites del éxito, convirtiéndose a final de cuentas en  los símbolos que distinguieron a la patria chica. Como sucedió con  la Sociedad Aurora que en el área del deporte y la cultura  (el béisbol,  básquetbol y teatro) logró destacar extraordinariamente, no sólo en la esfera local sino nacional e internacional, especialmente en el deporte.
Fue tanta la explosividad del muestrario cultural calkiniense que dio origen a que se le bautizara con el apelativo: “La Atenas del Camino Real”, como  se le conoce, y que  no se ha quedado durmiendo en sus laureles pues aún se advierte su prestancia en la sociedad del Camino Real.
Pero avistemos en lo general la conducta de las sociedades existentes.
De aquellos nobles objetivos románticos, obtenidos con esfuerzo, amor y buen gusto, se han mudado en otras intenciones de orden mercantilista traducidas en fiestas sociales o para apoyos en actividades políticas para fortalecer futuros intereses claros e implícitos.
De aquellas promotoras del arte y la cultura han mermado sus energías y motivaciones, si acaso relumbran titubeantes lucecitas estelares de buenas intenciones No obstante, que en Calkiní es feraz sementera para sembrar y tonificar toda clase de actividades debido a la presencia de escuelas de distintos niveles sedientas a recoger en su regazo el desarrollo físico y cultural que se les pueda ofrecer.
Las oportunidades siempre están disponibles para la reconciliación con el arte y la tradición tales como las  fiestas populares de los barrios y de la ciudad (vaquerías), fechas conmemorativas, el fortalecimiento de la Campechanía, el intercambio cultural con otras sociedades de la misma hermandad; en fin, se cuenta con un bagaje variopinto de ideas que pudieran aprovecharse para exterminar el desánimo y el conformismo. Sería muy meritorio que se recuperaran los propósitos originales que le dieron vida con la savia innata del saber y el entretenimiento.
Urge el renacimiento de todas las sociedades cuya presencia se hagan plausibles, dinámicas, indispensables en todas las prácticas  para la subsistencia del patrimonio cultural o de otra índole ya sea como participantes,  colaboradores, promotores  de tal modo que revitalice el espíritu sabihondo de esta tierra de los Ah Canul, ya de por sí censurada por su dejadez plasmada en una expresión jocosa y aguda que dice: “El apenas del Camino Real”.
Desde luego que esta tarea no es muy fácil de resolver, pues  los tiempos han cambiado y los intereses de la juventud— que sería el alma para esta resurrección— son otras, y además  el desapego por la familia inciden en esta difícil misión para inflamar esas lumbreras  de luz que iluminaron a Calkiní en otros tiempos, sin embargo, esa situación podría cambiar si se  invoca a la sensibilidad de los jóvenes y con demostraciones para recobrar ese amor por el terruño. Las autoridades en turno deben intentar recuperar esos brazos (antes polifémicos)  de la cultura entumecida por la indolencia y dialogar persuasivamente con ellas y apoyarlas en todo lo que se requiera para que puedan reaparecer como el ave Fénix  transformadas en bienhechoras, creadoras, organizadoras y protagonistas de la historia cultural y deportiva de esta tierra potencialmente capaz.
  Es necesario contar con su apoyo (las sociedades) y no depender exclusivamente de la Casa de Cultura que no se basta para atender tantos compromisos sí acaso los tienen o duerman también en la pereza del sueño eterno por falta de liderazgo.
 Reitero, una muestra de ese esfuerzo, que se ha notado a leguas,  lo ha manifestado la Aurora que no ha cejado en su empeño, aunque en gotas,  en organizar  actividades de diferentes especies  para la preservación del prestigio que un día  ganó a pulso. ¿Y las demás sociedades qué…? ¿Existen?
Vale la pena intentarlo, sólo es cuestión de voluntad, amor por la sociedad nativa y el entorno municipal.
Que el tiempo y nuestra tierra sean testigos y juzgadores de estos buenos propósitos para llevarlos en el limbo del desarrollo cultural.        Todo es cuestión de honor y vocación de servir.
Esperemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario