domingo, 10 de abril de 2011

Consejo a un alumno universal


Exhortación a José María, estudiante
José María:
Desde hace mucho tiempo he deseado entablar contigo una agradable conversación ya sea como amigo o maestro con la única finalidad de animarte a reflexionar sobre tu existencia para que te des cuenta de  las ventajas que trae consigo el obtener una carrera profesional. Así que aviva los sentidos y escucha con mucha atención  lo que voy a explicarte.
Yo no sé si alguna vez te  hayas puesto a pensar  que la vida actual  es muy difícil de sobrellevar o si lo has advertido poco te ha importado.
 Pues bien,  te aseguro por  propia experiencia, que  la vida actual   está llena de guijarros  y espinas que te impedirán caminar con facilidad si no cuentas con las herramientas más adecuadas para defenderte como son tu voluntad de aprender, la dirección de tus maestros  en las aulas y el apoyo decidido  de tus padres para darte todo aquello que te servirá  mañana para labrarte un porvenir feliz. Estos seres, los más valiosos de tu hogar, jamás te dejarán solo ante nada ni nadie sí está de por medio tu superación  personal y tratarán de forjarte  en el yunque de la vida  a como diera lugar; un patrimonio indiscutible que te obsequiarán como hijo que eres y que no debes jamás desaprovechar.
  La sementera que eres tú, está fertilizada de energía y la fortaleza del  tesoro divino de tu juventud. Pero no te equivoques en tus decisiones y deberás rechazar a  la endiablada enemiga de la irreflexión con la viveza de tus frescos años para evitar los sinsabores del mañana.
A veces se te nota en  el rostro una sonrisa limpia y amorosa en tu trato cotidiano con los demás, aunque a veces, a escondidas reniegas de todo o simulas tus desagrados cuando te conviene. En otros momentos  vuelas hechizado en alas de tu fogosa intranquilidad y te conduces a tu manera muy particular de entender la vida y te conviertes en un jugador implacable en clases que se reflejan en tus actos, chanzas  y juegos de palabras en el oficio de aprendiz de la ciencia y la cultura.
Por todo lo anterior, José María, y si tú me lo permites, desearía repasar en tu mente loca las siguientes reflexiones:
¿Vivirán, acaso, eternamente tus padres para protegerte y solucionar todos tus problemas, desaciertos, anhelos e inquietudes?
¿Crees tú tener el tiempo suficiente y la capacidad necesaria para resolver acertadamente los apuros que plantea la vida en cada instante?
¿Acaso no te has dado cuenta que,  en sustitución de tus papás, algún día serás la estrella resplandeciente y única de la familia a quien le darás luz propia?
¿Has pensado alguna vez en tus padres  que tienen la ilusión y el  derecho bien ganado  de disfrutar en su vejez de tus futuros logros?
Pues bien, José María, si no te has dado cuenta de nada, yo te advierto, escúchalo bien, sí muy bien:
Las malas conductas en perjuicio tuyo  pueden ser rectificadas, pero más tarde ya no porque Cronos camina siempre  para adelante. Armarse para la vida es un gran reto, una verdadera necesidad, pero hay que aprovecharlo a tiempo. Son normales tus inquietudes, tus mentiras a los padres para justificar tus distracciones con los amigos, tus cascabeleos en el salón de clases, tus desatinos, tus juegos, tus tonterías, tus caprichos y corajes,  pero no te excedas. Piensa y sé prudente y programa  tu tiempo; intenta buscar con clara mirada lo positivo de la existencia; aprende a filtrar lo bueno de lo malo; exprime con ganas la sabiduría de tus progenitores; de tus maestros, de tus amigos bien centrados, y no te detengas por nada ni nadie en tus luchas por  encontrar el éxito; pregunta y expón tus inquietudes, debate, recita, canta, baila; enciende la chispa de tu creatividad en todas las ramas de la ciencia y la cultura; defiende tus convicciones; afina tus decisiones y finalmente, llénate de la jugosa sabia derramada por toda aquella gente que te quiere y te rodea, y si haces caso de todo estas recomendaciones, José María, no te arrepentirás y penetrarás con paso firme en el umbral de un mundo maravilloso de acuerdo a tu preparación anticipada y tendrás la inmensa fortuna, ahora sí, de ofrecerles a tus viejecitos y a tus futuros hijos un paraíso de dulzura y seguridad familiares.
Por el contrario, si atendiendo a las advertencias expuestas anteriormente  no te vaya bien, no te acobardes, lucha y enfrenta la vida con valor y firmeza pues tu preparación profesional tarde o temprano te recompensará por  todo el tiempo perdido; en cambio, si te gana la mediocridad, la dejadez,  la terquedad  y la sordera  por no querer escuchar estos consejos dados por todos los que están cerca de ti, entonces, no te quejes, no llores ni vuelques tus frustraciones ante la sociedad, ni te desquites ante esos seres inocentes (tus futuros hijos) que nunca sabrán, a menos que se los digas, de las oportunidades que dejaste escapar durante tu paso por la escuela y que no supiste aprovechar teniéndolo todo a mano y en  bandeja de oro.
Para terminar, José María, hazme caso y no te arrepentirás por estas recomendaciones que desde hace tiempo deseaba compartir contigo como maestro, pero mucho más... como un viejo amigo y tutor.
Andrés Jesús González Kantún
11 de marzo de 2011.

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