domingo, 17 de abril de 2011

Éxtasis maternal


LO SUBLIME DE LA MATERNIDAD
La vi venir caminando desde lejos con un niño lactante acurrucadito entre sus brazos morenos sin fijarse del camino en que andaba. Cuando la tuve muy cerca de mí me llamó mucha la atención la expresión de su rostro ya que iba envuelto en policromos rayos de sol maternal. Era una joven mujer de escasos 16 años, una adolescente en plena forma. Nunca había visto en mi vida una actitud tan tierna y amorosa como aquella que da una mujer en la primera experiencia de la maternidad; de una mirada rayando en el éxtasis por la contemplación de un niño, tal parecía que se le iba a deshacer entre los brazos cual una muñeca de porcelana; se lo pegaba en el pecho con un amor sin medida, y seguía caminando derechita y con donosura sin importarle el mundo exterior, pues su mundo era aquel pedacito de criatura sembrada muy juntito de ella. Caminaba y caminaba como si sus pies flotaran en alas del viento… aquella niña, hecha mujer antes que la naturaleza le diera permiso para madurar y…, convertirse en madre.

¡Muchas vivas a todas las mamás parecidas a aquella niña de mi admiración!

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